La diferencia entre el ejercicio aeróbico y anaeróbico es otro de los “clásicos” de los que más tiende a hablarse en el mundo del fitness. Los entrenadores personales en Madrid lo sabemos mejor que nadie ya que es una de las dudas que habitualmente nos plantean nuestros clientes, sobre todo los que se inician en la práctica de ejercicio con nuestra ayuda y supervisión.
Muchas personas se hacen una idea de por dónde van los tiros y saben que el ejercicio aeróbico es un ejercicio cardiovascular que se realiza “con oxígeno” y el anaeróbico el que se realiza “sin él”. Pero lejos de lo pueda parecer, esto no tiene nada que ver con la respiración de una persona mientras practica una actividad física sino que tiene que ver con cómo su organismo obtiene la energía que necesita para realizarla. Por eso hoy nos gustaría aclara estos conceptos y explicarte cuándo debes recurrir a un tipo de ejercicio u otro en función de tus objetivos.
Ejercicio aérobico vs ejercicio anaeróbico
Como punto de partida, es importante dejar claro que es prácticamente imposible que hablemos de un ejercicio plenamente aeróbico o anaeróbico, ya que en toda actividad deportiva suelen intervenir las dos fórmulas.
Por ello, resulta más adecuado hablar de ejercicios mayoritariamente aeróbicos o mayoritariamente anaeróbicos, al margen de que una buena combinación de ambos será mucho más recomendable para obtener unos resultados más completos.
Ejercicio aeróbico
El ejercicio aeróbico es un ejercicio de media o baja intensidad, que se prolonga en el tiempo y en el que el organismo necesita usar oxígeno para quemar los hidratos y las grasas que le proporcionan la energía que necesita para llevarlo a cabo.
El sistema muscular del cuerpo necesita recurrir al uso de oxígeno para quemar la glucosa y la grasa que le proporcionarán trifosfato de adenosina (ATP) y así poder realizar esa actividad de manera satisfactoria.
Los ejercicios aeróbicos son utilizados para bajar peso debido a la quema de grasa que se produce en ellos aunque los beneficios que aportan al organismo van más allá: incrementan la capacidad cardiovascular, tonifican los músculos, reducen la presión arterial, mejoran la capacidad pulmonar, fortalecen el corazón y aumentan el número de glóbulos rojos.
Hablar de ejercicio aeróbico para muchos es hablar de entrenamiento de fondo o de resistencia. Ejercicios aeróbicos son caminar, correr, nadar, montar en bicicleta, realizar una clase de step… siempre dependiendo la intensidad con la que se realizan.
Ejercicio anaeróbico
Por otro lado, el ejercicio anaeróbico es un ejercicio de alta intensidad y baja duración en el que el oxígeno no participa en los tejidos musculares para obtener la energía que se necesita para realizarlo. Se trata de sesiones de ejercicio más cortas e intensas que no requieren oxígeno porque la energía proviene de fuentes inmediatas como el ATP muscular o la glucosa.
Este tipo de ejercicio ayuda al cuerpo a aumentar su potencia y rendimiento, a mejorar la densidad ósea, a tonificar los músculos, a mejorar la velocidad y la fuerza y a trabajar todo el sistema musculoesquelético.
Por ello, este tipo de ejercicio también es conocido como entrenamiento de fuerza y potencia. Algunos ejercicios anaeróbicos son el levantamiento de pesas, las carreras de velocidad y en general aquellas actividades que requieran gran esfuerzo concentrado en poco tiempo.
Conclusión
Teniendo esto en cuenta, no hay un tipo de ejercicio mejor que otro. La elección de cada uno dependerá de los objetivos que te plantees aunque desde un punto de vista estrictamente saludable, lo ideal es alternar y complementar ambos ejercicios incluyendo actividades de las dos naturalezas, algo que planteamos en los programas de entrenamiento personal que diseñamos en Fitness & Coach.